La historia de Hércules y Caco, dos personajes que
coincidieron sobre el año 850 a.c. en la región de La Ruma a orillas del
Tíber. En aquella época, los primeros habitantes asentaron su poblado a orillas del río, prosperaron
como intermediarios y se beneficiaron del mercado situado en la orilla
del Spinon ,un mercado cada vez más popular por los comerciantes de
tierras cercanas, donde se intercambiaban productos y también era el lugar donde poder escuchar relatos de tierras lejanas o asombrarse ante los fenicios que decían llegar del mar. La paz de este poblado se vio interrumpida por la
llegada de Caco. Según la mitología griega Caco era un ser mitad hombre
mitad sátiro que escupía bolas de fuego. Caco aterrorizaba a los habitantes colgando en la puerta de su cueva las cabezas de los hombres que devoraba. Todos los que intentaron acercarse a Caco acabaron sin vida colina abajo. Entonces llegó un hombre acompañado de sus bueyes que se instaló en la otra orilla del Spinon, debajo de la colina donde vivía Caco. No
hablaba el mismo idioma que los colonos así que éstos no pudieron
advertirle del peligro que corría si se quedaba allí por mucho tiempo. El monstruo no tardó en escuchar el mugido de los bueyes y el hambre lo condujo a orillas del río, decidió atacar a los bueyes del pastor mientras éste dormía. Al despertar, Hércules se dio cuenta de los bueyes faltantes y corrió
hacia la cueva de Caco, pero no pudo entrar, pues Hefestos (Dios del
fuego y la forja), había fraguado las cadenas que sujetaban la gran roca
que resguardaba la cueva.Entonces Hércules subió el monte Aventino y arrancó la
parte superior del mismo para entrar a la cueva, desde arriba empezó a
arrojarle piedras a Caco, quien se defendía arrojando llamas de fuego y
humo. A su vez, Hércules se protegió con ramas de árboles y rocas del
tamaño de piedras de molino. Hasta que decidió bajar y buscar a Caco
entre el humo más intenso, lo encontró y le estranguló.
La pelea entre los dos titanes fue larga y dura y terminó con la
victoria del Pastor. Al día siguiente Hércules desapareció tal y como llegó, sin hacer ruido. Los habitantes empezaron entonces a venerar el que puede ser el primer dios De Roma, una vez al año se hacían las ofrendas al Dios Hércules agradeciéndole que les salvara del primer gran peligro que amenazó Roma.