Las representaciones
teatrales
A finales del siglo VI a. C. comienzan a desarrollarse en el mundo griego diversas formas de poesía dramática. Las formas dramáticas son: Tragedia, Comedia y Drama satírico.
La puesta en escena
Antes de
las representaciones se realizaba un concurso de
autores, de los que se elegían tres para competir
en el teatro. Los gastos de las representaciones eran
sufragados por el corego, un ciudadano rico de la
ciudad.
En
cuanto a los actores, vestían de forma solemne
y llevaban un elevado calzado, llamado coturnos.
Con el cambio de máscara podían representar varios
personajes, incluso femeninos, puesto que las
mujeres nunca actuaron en el teatro.
La
escenografía era sencilla, hecha con efectos pictóricos,
la acción tenía lugar en el exterior, en la calle, una
puerta daba acceso al interior del palacio en el que
vivían los héroes o heroínas de la obra. A
veces se utilizó una rudimentaria maquinaria teatral,
sobre todo, para hacer aparecer a los dioses en
escena. Entre las gradas (cavea) y el proscenio
estaba la orchestra circular, allí se situaba el coro.
La escena estaba detrás del
proscenio, allí se preparaban los actores. A medida que
los actores fueron adquiriendo mayor importancia, el
escenario fue siendo más importante, se construyó de
piedra y se le añadieron elementos
arquitectónicos.
Tomada de modo general como una construcción estructurada, una obra dramática tiene tres instancias características:
1. Presentación del conflicto
El conflicto es el origen para una obra dramática. Si
no hay conflicto no hay drama. El conflicto hace referencia a las fuerzas contrapuestas (fuerzas en pugna) que hacen avanzar el desarrollo argumental del drama.
Aparecerán dos posturas contrarias, que habrá que descubrir.
Pueden manifestarse explícitamente o hallarse implícitas en otras
situaciones, anteriores o posteriores, de la obra.
La presentación del conflicto cambia de acuerdo a la obra. Podemos diferenciar en términos generales, cuatro etapas:
Exposición o situación del protagonista.
Propósito del protagonista.
Presentación del obstáculo o materia del conflicto.
Choque de las dos fuerzas en pugna.
2. Desarrollo de la acción dramática
La realidad del conflicto avanza hasta llegar a un
duelo decisivo de los personajes y sus objeciones. Es lo que sería el nudo y coincide con el momento de mayor tensión y donde la trama se complica.
Esto entrega la dimensión artística a la obra de
teatro. Los distintos esfuerzos por superar a la fuerza opuesta dan
lugar a un pensamiento dramático.
3. Desenlace de la acción dramática
Es el momento en que se resuelve el problema planteado en el desarrollo de la obra.
Es la eliminación del obstáculo (resolución del
conflicto) o la desaparición del protagonista. Al hablar de conflicto
este puede observarse desde diversos puntos de vista; del hombre con el
destino (“Edipo Rey” de Sófocles); del instinto con el ambiente
(“Hamlet” de William Shakespeare); del entendimiento con el ambiente
(“Madre Coraje” de Bertolt Brech); del libre albedrío con el ambiente
(“Casa de Muñecas” de Enrique Ibsen).
Por eso, la fuerza opuesta puede ser un elemento externo o
interno del propio personaje, fuerza que dificulta el propósito de la
fuerza protagónica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario